15.11.10

Postfacio - Roberto Echavarren (fragmentos)

Ovnipersia
Postfacio de ROBERTO ECHAVARREN -fragmentos-.

(…)
Esta poesía se define con generosidad de disfraces con que ilustrarse a sí misma, casi ausente de sentimientos: sólo el sentimiento que concuerda con la amplitud de la ejecución y que no cae en los pozos depresivos de la carencia sentimental. Lo que se pone en escena aquí son restos de narcisismo a la vez que entorno, cuerpo que es a la vez arena y borde, ya que la peladura, la sesgadura, las rayas a y en ciertos ojos forman la visibilidad conjetural que segrega el poema. El fetiche o los fetiches se balancean en el péndulo alternativo entre lo que se ve y quien siente, pero el sujeto es apenas un efecto de sentido que reapropia lo escrito en acepciones más o menos exclusivas y ordenadas, según ciertos criterios. El poema impide a través de su deriva que nazca ese yo o se vuelva decisivo, y se mantiene en la tierra de nadie donde no hay nadie (por el momento), antes de ser y cosa, antes de vivo o muerto, en un diapasón vibrante.
(…)
Se juega un sentido y lo que recobro de allí es una furia deportista. ¿Cómo nos ha dejado perplejos con tan bien realizado despliegue? Por la atención que sigue los aspectos de la empresa, la descripción fiel de lo experimentado-apetecido, el estímulo sensible a una transformación, como cualquier otra actividad orgánica reiterada. Lo visivo está condicionado por una pauta rítmica de la vida, un respirar, que destella sonoridades. “La pauta de contacto es … palatina”, el paladar retumba o resuena con el cloqueo de la lengua, y repercute en otras membranas, los parietales por ejemplo, y repite en raptos una letra, aquí la p, allí la a, en gorgoritos; de acuerdo a estos retumbos es lo figural, nada para ver en definitiva, salvo los impactos revereberantes de línea y color (…) aunque momentáneamente se lleguen a ver muchas cosas, todas en constante deriva de una en otra, que jamás precisa la sustancia última, salvo sus instantáneas rozaduras en el precipitado de cada verso.
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El verso es un resultado que llega por sorpresa (…) su pertenencia es sólo la fidelidad al nervio de asociaciones desplegadas en el recorrido, no anticipadas. Es un crecimiento apropiado a posteriori, no propio: te crece cuando todavía no eras tú.
(…)
“Ser de culo y aire, obra de lo posible en el demonio”: el demonio es vida del cuerpo, una órbita de tensiones, en zigzag relampagueante de músculos y nervios, que puede sacar su cielo al desnudo, sin atajar con el pudor la virtud espontánea de esa experiencia no constreñida que explaya un perfume al sacudirse, oreado en el éter de los vivientes. El conjunto es obra del demonio, el daimon, inspiración o divinidad terrestre que actúa con las idiosincracias y particularidades. Con la fuerza de la vida y sus realizaciones nos recorre como un dios extranjero, un ser de paso, que sacude los huesos y remueve el serpentario.
(…)
“Creo en mi cresta que hace de Asia para un costado / y hacia el otro da sombra a un negro”. Ese instrumento es un fetiche, un tajamar que hiende y separa las aguas y es responsable de las (in)distinciones. En este caso lo sublime, por un lado, el registro de la idea (Asia, lo enormemente grande, un sublime espacial), versus el negro soñador de la tierra, lo real de aquí (nuestro), lo amenzante, lo escondido, el señor de la (en la) encrucijada. La ventriloquia del corazón, el instinto y las circunstancias anuda al idioma (capacidad de concepción, la idea) con lo real (el negro) que profiere una “guturación salvaje” según el influjo de ese inmediato energético que lo espontaneiza. “Canta la noche salvaje / sus ventriloquias del Congo / en un gangoso diptongo / de guturación salvaje.” Estos versos de Julio Herrera y Reissig conjeturan según ná Khar Elliff-ce: “y qué va del mí si en mí cualquiera habla”. Y el fondo de asignación flota alrededor del perineo, salpicado por las letras que elige, por la ventriloquia que lo transita.
“Raza ventrílocua” llama Amir Ahmed a los poetas, iniciados en el Río de la Plata por un mulato –un “pardo algo letrado” según se dijera– llamado Bartolomé Hidalgo. Ese “alien decimonónico, el gaucho”, en palabras de Elliff-ce, vienen en un ovni, en una nave espacial donde se abren los pulmones del idioma. Surgen “insuflaciones de la planicie”, que se levanta como casa del mundo, “capa, carpa y globo ígneo”. El ovni es un pulmón de la letra, el espacio cósmico que conjuga la idea con el cuerpo, una planicie que se infla, tierra de nadie, ovni persia (omnipersia) donde se pierde el poeta y aguza el oído, y nos encontramos en una esquina de Alejandría …

10.11.10

¿Cómo adentrarnos en el desierto?

Reseña. Receta
sobre
Ovnipersia, ná Khar Elliff-ce, ed.tsé=tsé.
por
MARCELO BIAGI
para Zapatos Rojos, 2002.

¿Cómo adentrarnos en el desierto?
En toda expedición se transporta lo esencial: la idea de viajar liviano, sin más peso que la ansiedad del descubrimiento, caminar y caminar es la premisa, el desafío de explorar nuevas tierras. Ayudados por la brújula-Elliff, descubrimos en cada suceder de palabras, nuevos rumbos, facetas, pliegues en mares de arena. Sentimos la sensación de la aventura en sí misma. Un mundo único construido de criptogramas y jeroglíficos, teatros retinales, que dejan traducir el ansia misma de viajar y viajar... Una vez que el viaje ha empezado las sensaciones nos invaden: médanos lisérgicos, ánimas turcas, fluorescencias de las travesías transiberianas, hacen imposible despegar los ojos de aquel paisaje compacto pero de diversos matices. Turrón de maní, almendras y castañas es el acompañamiento expedicionario perfecto, que junto con una bebida refrescante nos dará las fuerzas necesarias para seguir volando, como aves divas por el mundo Elliff-ce. No pares de caminar, no pares de leer, no pares de comer, éste es el éxtasis, la abundancia de los sentidos, la invasión plena. Al igual que con Ovnipersia, deberás masticar y perseverar para llegar al corazón del sabor mismo, derretir las durezas para dejar expuestos los frutos de la naturaleza, la fluo vegetalia, descubrir las diferentes texturas/lecturas, activar varias papilas/pupilas gustativas a la vez, estar atento a tus sensaciones, vivirlas, relajarte y gozar... Como último consejo de travesía, carguemos nuestras cantimploras con Fernet Branca menta y a cada impulso de sed respondámosle con el verde camino a Shiva y su sagrado alimento, para vivir en el oasis permanente de la sensibilidad.

2.11.10

Ovnipersia. Capsulazona. Nave regia.

Revista VOX, nº10, Abril 2002.
Por
ROMINA FRESCHI.
Capsulazona, nave regia, nave región. Nave, barco, lugar – casa que se traslada intacta (Nautilus) -casa que se transforma con cada toque (barco ebrio). Ovnipersia es un lugar: una sinestesia (ovni – omni – persa – pérdida – inmensa), un espacio donde la historia (el tiempo como consensuamos conocer) es una impresión más que entra por los sentidos y en ellos se re-suelve.
En sentido contrario entonces, ese espacio ovnipersia es un espacio de puro tiempo – un viaje – de los sentidos, lo sentido y el sentido ; ¡casi una infancia! ¡una eternidad! La recuperación de la aventura pura, pre-histórica.
En la bitácora de este ovni (ya no sólo ebrio sino mucho más sofisticadamente alterado), el recuerdo como impresión es el único dato histórico. Recordar el recuerdo: ¡un récord! Como única historia entonces el record es, a la vez, procedimiento – la grabación – y resultado – el registro registrado de un presente que se actualiza en cada impresión (la que imprime el escritor y la que se imprime en el lector)-.
La palabra – máscara – contrae y expande las impresiones en el chart del poema. Presente vivido, grabado, escrito, leído y vuelto a vivir. Escritura-lectura re-cordadas. Presente vívido en el movimiento de la nave-cuerpo que viaja, y en el viaje, cambia.
Intentar recortar una cita de ovnipersia es la prueba más irrefutable de ello. Cada palabra frasecifra es un “presente” en sí misma, indelimitable, representándose a sí misma y al libro tan efímera como concluyentemente. Inolvidable en su accionar (motor del viaje, escenario no sólo móvil sino fluctuante) pero in-re-cordable en la cuerda de la historia y del lenguaje cuerdos.
Elijo entonces por puro gusto, por aceptar “el presente” como un canto cantado para mí en este momento, lectora-cántaro, golosa y gozosa de la ovnibilación recibida:

“Estamos en el rancho de cualquierparte / en el rancho de la bienquerida por el que cruza la estrella del mediodía. / Su galería se inicia a la altura del eco seno: estoy retirado al costado del mar y descanso (pero como quien dice “ahí me comen”) / y permite la costilla de la hora entrar a su sable de siesta: / no deja de temblar este hilo del que un habla cuelga.
"Azulamarillo de la aguafiesta y del emerger a la espuma y al ovni de la ola: / salgo hacia donde cuelgan los trapos / sector de parición a pleno día brasa un canto que aplasta los cardos. / Vida solita entre el mar y la ropa disparada contra el suelo: / mi ranchera es mi germen de naviger, / fotografemas del espacio en sus paredes caseras / la vuelven el módulo de desconocimiento que orbita la arena.”